El primer paso es hacer un puré de patata, así que hay que cocer las patatas cortadas en dados con un poco de sal.

Cuando estén listas, escurrir reservando un poco de agua y aplastar con un tenedor. Añadimos el agua de cocción reservada y la mantequilla previamente derretida. El uso de este ingrediente se debe al origen irlandés de esta receta pero los puristas de la cocina mediterránea pueden sustituirlo por un par de cucharadas de aceite de oliva virgen extra.

Mezclamos con la harina de fuerza (recuerda que la patata reemplaza parte de la harina) y agregamos la levadura. Amasamos bien y dejamos que la masa suba durante una hora aproximadamente cubierta con papel film o hasta que doble su volumen.

Mientras precalentamos el horno a 200 grados, amasamos de nuevo y damos forma a dos bollos de pan. Horneamos hasta que estén dorados y, una vez que se hayan enfriado, a disfrutar.